15 de abril de 2012

THE DAY HE ARRIVES - BOOK CHON BANG HYANG (SANG-SOO HONG, COREA DEL SUR, 2011)

BAFICI 2012
Lo nuevo y lo olvidado

Hong Sang-Soo es un prolífico director de origen coreano que cuenta, hasta el momento, con doce largos en su haber. Llamado comúnmente el "Woody Allen" coreano, principalmente por su constancia al momento de realizar films (un promedio aproximado de uno por año), se caracteriza por ser autor de guiones ágiles, con un gran peso de la acción en el habla, en los diálogos y en las situaciones ocasionadas a partir de estos diálogos. Tomando en muchos casos al mundo del cine como común protagonista de sus películas (en este caso el protagonista es director de cine, e interactúan con él guionistas, actores y fanáticos del séptimo arte entre otros), el humor abunda en sus obras, un humor sutil e inteligente que impregna las acciones de un tinte muy particular. En este caso, The day he arrives  cuenta con un intrincado guión, un ejercicio de metacine facturado con minuciosidad a partir de una tesis que está explicitada en la película, como dijimos, mediante el diálogo. Hong Sang-Soo demuestra una destreza notable en su última película para retratar a estos cuerpos errantes, perdidos en uno o varios días (poco importa) en la ciudad de Seúl, en Corea del Sur. Cuestionamiento filosófico y rompecabezas temporal, The day he arrives  rompe con cualquier regla preestablecida, o mejor dicho, juega con sus propias reglas, vive en su propio universo y no es consciente del mundo exterior. Como si eso hiciera falta.

Los triángulos abundan en la puesta en escena, una constante que varía los personajes a lo largo del film.

Sang-Yoon es un director de cine retirado, que actualmente se encuentra dando clases en una universidad provincial, que se dirige a Seúl con el objetivo de encontrarse con un amigo, Young-ho. Sin embargo, este encuentro se pospone y el protagonista se encuentra vagando por las calles de Seúl, conociendo a gente que parece, para su sorpresa, conocerlo perfectamente a él. Su fama de director le precede, y así se cruza con un grupo de jóvenes fanáticos que lo imitarán en cada simple movimiento, o una mujer amiga de su juventud que necesita de su colaboración para conseguir sus metas cinematográficas. Luego (¿al día siguiente?), consigue encontrarse con su amigo, y así comienza un periplo gastronómico (con abundante alcohol) atemporal en el que las situaciones parecerán repetirse y las acciones serán las mismas, pero todo será distinto, todo cambia en sus formas aunque los fines serán idénticos.
Filmada por completo en blanco y negro, y con una duración escasa de 79 minutos, The day he arrives  es una obra muy interesante y recomendable, difícil para un público más acostumbrado a un cine más comercial. Los elementos, las estrategias de Hong Sang-Soo son diversos, pero se destacan la utilización del zoom como medio de reencuadre (constantemente en la película, las acciones comienzan en un plano general o un plano americano, y mediante el zoom se reencuadra la acción y cambia el valor del cuadro, cerrando el plano hasta el punto máximo posible con todos los personajes en cuadro; los mismos quedan al borde de la pantalla, casi saliendo de esta y desapareciendo de la imagen), una narración marcada por una profundidad de campo absoluta y constante, y la presencia constante de diálogos, vehículo que Sang-Soo utiliza como motor de la acción. Como mencionamos, una posible tesis del film se da claramente en este uso del diálogo, aproximadamente en la mitad de la película, cuando los personajes se encuentran en el bar "Novela" y tienen las siguientes palabras: "No hay razón. Los hechos azarosos de nuestras vidas ocurren sin razón, seleccionamos algunos y armamos un esquema de pensamiento uniendo todos esos puntos que llamamos "razones". Por ejemplo, digamos que tiro este copa por accidente. ¿Por qué tenía yo el brazo justamente aquí?, ¿por qué lo moví para este lado? Hay incontables coincidencias operando detrás de esta acción, pero nosotros sólo pensamos en el resultado. Hacemos una razón de mi torpeza. Yo sería la razón, pero en realidad no es así". Así, la intencionalidad es clara, incluso dentro de un guión tan lleno de complicaciones temporales. Lo que le interesa a Sang-Soo es justamente manipular eso, presentarnos en ese tiempo de tres días una serie de situaciones muy similares, pero con cambios constantes. Así, asistimos a una conversación que habíamos presenciado minutos atrás, pero ahora hay otro persona en la mesa que antes no estaba, o vemos cómo Sang-Yoon se enamora de una joven que es exactamente igual a la mujer que vimos casi al comienzo de la película, su única relación seria. O somos partícipes del primer beso que Sang-Yoon le da a esta chica en dos situaciones distintas. El fin es el mismo: Sang-Yoon la besa. Pero la situación es completamente diferente, desde el escenario hasta los diálogos.

Lo patético de las emociones; Hong Sang-Soo logra retratar con agudeza las situaciones más complejas.

Las actuaciones destacan por su naturalidad, la fotografía por su simpleza y el montaje por su poder de síntesis. Se trata de un film complejo, con una intencionalidad muy clara por parte de Sang Soo de transmitir dilemas, de plantear cuestionamientos que trasciendan al mundo del cine y posicionarse en la vida misma. Y lo que resulta más interesante de esta película es su conciencia de ser cine, saberse como tal. Casi como una parodia de si misma, y al mismo tiempo esbozando un cuestionamiento existencial, al final de la película el protagonista se ve interceptado por una joven que le pide sacarle una foto. Sang-Yoon asiente y posa incómodo, claramente consternado. El obturador comienza a accionar, y la joven no deja de sacar fotos, de retratarlo. El director de cine se ve en el lugar del actor, no detrás de cámara sino delante de ella. Se ve expuesto, se muestra desnudo y perdido. Porque a veces conocer no es sino reconocer, lo nuevo no es otra cosa que lo olvidado. Pero, como menciona un personaje del film en el diálogo citado, nosotros sólo pensamos en el resultado. Y quizá esa sea la broma final, la de intentar hacer una razón de la torpeza. The day he arrives  bien podría funcionar como una anti-tesis, como un film hecho para burlar al razonamiento, a la crítica, a la disección del mismo. Lo que importa no es lo que sucede, sino cómo sucede. Si una serie de coincidencias bastan a cualquiera para trazar una línea de razonamiento, entonces no nos podemos alejar de lo que son: coincidencias. Y quizá la razón sea inventada, quizá sea sólo una construcción que intenta ocultar ese caos latente en toda acción. O quizá no. Hasta ese punto llega esta película.


CALIFICACIÓN

No hay comentarios:

Publicar un comentario