FOR ELLEN (SO YONG KIM, ESTADOS UNIDOS, 2012)

BAFICI 2012
FOR ELLEN
Lo interminable del camino

En el año 2007, una tal So Yong Kim, directora nacida en Corea del Sur y criada en Estados Unidos, fue conocida como ganadora del BAFICI con su película "In Between Days". Cinco años después, desembarca en el mismo festival el film "For Ellen" , de la misma directora. La película, la primera de So Yong Kim en estar producida enteramente por Estados Unidos, y la primera a su vez en estar hablada enteramente en inglés, se trata de una road movie ubicada en una fría carretera de Norteamérica, rodeada por la nieve y la desolación. La habilidad de So Yong Kim está a la vista, su manejo de la narración es impecable y la actuación de Paul Dano muy sólida (se trata casi de un unipersonal), lo que hace de este film una propuesta interesante y gratificante. Aunque posee algunos traspiés que por momentos hacen que la trama sea algo tediosa y recurrente, la película se sostiente y logra transmitir emociones verdaderas, marcadas por una sensibilidad y humanidad que denotan la presencia de una directora como So Yong Kim detrás.

Paul Dano en la piel de un rockero que decide conocer a la hija que nunca vio.

La película narra la historia de Joby Taylor, una estrella de rock de una fama considerable que debe realizar un extenso viaje en auto, dirigiéndose hacia donde se encuentra su ex esposa, Susan, a quien no ve hace años, quien necesita que Joby firme los documentos para poder dividir la casa y definir el destino de su hija, Ellen. Allí, Joby se entera de que Susan se casará, y su abogado le comenta que las cláusulas de los documentos que deberá firmar incluye el desprendimiento absoluto de Ellen, su hija a quien casi ni conoce. En ese momento, un dilema moral comienza en Joby, y logra, a través de una suerte de amenaza a Susan, poder salir un día con su hija, por un par de horas, y conocerla. Así, van a una juguetería a cambiar un regalo que Ellen ya tenía, a jugar bolos y a hamacarse en una plaza vacía y repleta de nieve por todos lados. Joby se encuentra a sí mismo disfrutando de su hija, gozando de esos momentos que le son tan ajenos, tan contrarios a la vida de músico metalero. Este es, en definitiva, el retrato de un padre que no se sabe como tal, y una hija que no ve a un padre en él. Una historia que parte de la comunicación para intentar explicar la incomunicación, darle sentido. La historia de un reencuentro que nunca fue tal porque nunca hubo, en definitiva, un encuentro previo. Sólo ese conocimiento mutuo que otorga el hecho de ser el padre o el hijo de alguien, ese saber del otro, saber de su existencia y de su cercanía.

For Ellen cuenta como principal atractivo con la gran actuación de Paul Dano. Conocido por sus papeles secundarios en films como Pequeña Miss Sunshine o Petróleo Sangriento, en este caso se luce con un protagónico de esos que son la bisagra en la vida de un actor. Aquí no sólo sale bien parado, sino que brinda una gran credibilidad a su personaje, complicado ya desde el vamos por su carga de "lugar común" (el rockero sin sentimientos que se descubre emocionado ante su adorable hijita). A lo largo de toda la película brinda una seguridad asombrosa y una compenetración con el papel que es digno de elogios, retratando a este metalero plagado de tatuajes, anillos y cruces, uñas pintadas de negro y una voz dubitativa, repleta de indecisión y desgano. El hecho de que haya sido uno de los productores del film habla mucho de su comprometimiento con la causa, y eso se nota en cada fotograma en el que aparece (que es casi toda la película). Otro factor que resalta la calidad técnica de For Ellen  es la cadencia de su relato. Lejos estoy de tildar a esta película de aburrida o abundante en tiempos muertos, como he leído con abundancia en muchas críticas. El tiempo de la narración es acertado, se demora lo necesario en cada situación para sacar de la misma el mayor jugo posible. Es así que logra buenos momentos en las escenas de interacción entre Joby y Ellen, destacándose algunos picos brillantes, como es el caso de la escena en la juguetería, en la que Ellen camina entre las góndolas buscando un juguete que le guste con una lentitud y una dedicación que dejan boquiabierto a un Joby que permanece rezagado, observándola expectante desde un costado. Por momentos la narración cae en un bucle algo reiterativo, principalmente en las secuencias de Paul Dano solo, en su cuarto de hotel o en la ruta, pero esto no logra tirar abajo el ambiente que el film logra crear ni convertir a For Ellen  en un relato aburrido.

Lo sórdido y lo decadente del mundo de Joby se encuentra muy bien retratado en el film.

Otro factor importante para destacar es el buen uso de la fotografía. La misma es acertada, posee una puesta en escena muy pulcra y decidida, y la composición de cuadro, sobretodo en los planos generales, se destaca por su sobriedad y eficacia en función de la narración. Abundan los primeros planos y los planos detalle, con una cortísima profundidad de campo y una cámara que opta continuamente por el movimiento de la cámara en mano antes que la estaticidad del plano fijo. Gran parte del film es el rostro de Paul Dano en primer plano; una cámara completamente invasiva, que molesta al actor y no sale de encima suyo en ningún momento, generando esa sensación de claustrofobia, de frenesí y de necesidad de escape que existe en el mundo de Joby. Esto tiene su principal contrario en las tomas de exteriores, las cuales son principalmente con planos generales que muestran lo blanco de la nieve y lo interminable de la ruta. Lo extenso del territorio.
Así, este juego entre los planos cerrados de Joby en interiores (marcados por una iluminación cálida) y los planos generales en exteriores casi completamente blancos funcionan como una tensión entre lo caótico y lo calmo, entre el ruido y el silencio. Joby baila frenéticamente frente a un espejo de su habitación mientras escucha con auriculares un tema de heavy metal; en otro momento, dentro de auto, Joby permanece sentado, mirando a la nada durante unos cuantos minutos hasta que alguien le golpea el vidrio y lo despierta de su trance. Algo que le juega por momentos en contra a la película es el humor algo básico y maniqueo que la misma presenta. Un ejemplo de esto es el personaje encarnado por Jon Heder, Fred, el abogado de Joby. El mismo es la representación del pueblerino medio, con sus suéteres abultados y una devoción absoluta por su madre. Por momentos, este personaje resulta demasiado extremo, demasiado opuesto a Joby. Su función es claramente la de servir de contrapunto contra la locura de la vida del rock, pero esto está demasiado resaltado y resultan excesivos y tediosos los chistes al respecto.
Pero dejando esto de lado, el film logra llegar y conmover, y todo utilizando una historia que lo es todo menos original. So Yong Kim sabe cómo transmitir el aire de sus guiones a la pantalla, y de manera natural, muy poco forzada. Por momentos se atisba una intención demasiado cerebral, una estrategia muy clara y una prolijidad que puede irritar a algunos, pero todo esto se ve aplacado por el resultado general. Y el final es justo y medido, logra evitar el drama lacrimoso, el tedioso sentimentalismo que sabe abundar en guiones de este tipo. De hecho, lo más probable es que esta historia en manos de otro director hubiera sido impasable, pero So Yong Kim demuestra ser una directora de oficio y que sabe para dónde llevar la acción y cómo guiar a sus actores hacia ese lugar que tantos, tantos otros directores buscan frenéticamente y que, lamentablemente, muy pocos logran encontrar.

CALIFICACIÓN